Hay quien se tomará las uvas aprisa y corriendo pero es preferible saborear un mazapán sin medir el tiempo. Iniciamos con este primer texto una serie de figuraciones dedicados a la hibridación del mazapán con la memoria intima. Un humilde contrapunto a estas fiestas desbordadas por el consumo y la jarana. En las que el niño pobre se presenta como Niño Dios, el niño migrante se ahoga en el mar rojo y “la niña” se pierde en el templo.
Prefacio, CALENTANDO EL HORNO
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